sábado, 27 de abril de 2013

Función de la autoridad: Dar vida.



Pero, además del origen, hay que examinar en qué terreno se ejerce la «autoridad» de Dios y de Jesús. Para ver el cambio que dan los evangelistas al contenido de la exousía respecto al AT, examinemos el texto de Mc 2,10: «El Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados». La frase se encuentra en la perícopa del paralítico (Mc 2,1-13), que en Marcos tiene por tema la salvación ofrecida a la humanidad pagana (universalidad del Reino), privada de vida por «sus pecados», es decir, por la injusticia que en ella reina. Marcos presenta a Jesús, el Hombre, como al que ejerce una función propia de Dios, ocupando su lugar en la tierra. Esto es efecto de la posesión de la «autoridad», que es, por tanto, una autoridad divina. 

La actividad divina que ejerce el Hombre en la escena del paralítico es doble: «cancelar los pecados» (2,5: «se te perdonan tus pecados») y «comunicar vida» (2,11s: «Levántate», etcétera»): Dios es presentado, por tanto, no como el que va a castigar a los pueblos paganos, sino como el que borra su pasado y los vivifica. Es la primera característica divina que el evangelista señala en Jesús. Para esto sirve su autoridad, sin distinción de judíos y paganos: no es el derecho y capacidad de dar órdenes y dominar a los hombres, sino de comunicarles vida. 

Si se compara este concepto de la autoridad con el que aparece en el libro de Daniel, se ve la diferencia, En Dn.7,13s, pasaje al que alude Marcos en la perícopa del paralítico, se dice así: «En la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo una figura humana (lit. «como un hijo de hombre»), que se acercó al anciano (Dios) y se presentó ante él. Se le dio autoridad (LXX), y toda nación según su raza y toda gloria le servirán: y su autoridad es autoridad eterna, que no le será quitada, y su reino no decaerá».      
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Esta figura humana, que aparece como lugarteniente de Dios, se interpreta al final del capítulo como el pueblo de Israel (7,27): «y su realeza (la de la cuarta fiera, el último imperio destruido), su autoridad y su grandeza, y el poder sobre los reinos bajo el cielo, se dio al pueblo santo del Altísimo para que empiece a reinar con un reinado eterno, y todas sus autoridades se le someterán y le obedecerán». En el texto hebreo, el personaje de la visión, que representa al pueblo, recibe el poder antes concedido a Nabuconodosor, con los mismos términos (Dn 4,33; 5,18), con la diferencia de que el suyo es eterno.               .. 

Como se ve, a la «figura humana» (“como un hijo de hombre»), que en Daniel representa a un colectivo (Israel), se opone en Marcos 2,10 «el Hombre» (“el Hijo del hombre»), que también representa a un colectivo, a Jesús y.a los que de él reciben el Espíritu, es decir, la nueva humanidad. El significado colectivo de la expresión «el Hijo del hombre» está explicitado en el pasaje paralelo de Mateo, donde las multitudes, reaccionando a lo hecho por Jesús, alaban a Dios «por haber dado tal autoridad a los hombres» (Mt 9,8). En Daniel y en Marcos se menciona la exousía o autoridad: en Daniel, para dominar a los paganos; en Marcos, para borrar su pasado y darles vida: no para el dominio, sino para el servicio del hombre.

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