En su
modo de enseñar Jesús no sigue el método tradicional; su enseñanza impresiona a
los asistentes a la sinagoga, precisamente por no ser como la de los maestros
oficiales (Mc 1,22 par.). No se somete a escuelas de exégesis: rechaza así la doctrina de los
letrados sobre el Mesías hijo/sucesor de David (Mc 12,35-37 par.), que fundaba el
espíritu nacionalista violento del pueblo; tampoco sigue las escuelas
reconocidas de moral, y no admite el mandamiento de Moisés sobre el repudio,
que degrada a la mujer (Mc 10,1-12 par.). Se opone a la teología de los saduceos,
partido de los dirigentes del templo, y. rectifica la concepción materialista
de los fariseos sobre la resurrección (Mc 12,18-27 par.).
Muestra
la misma libertad respecto a los escritos del AT: Omite versículo s del AT que no
concordaban con el mensaje (en Mt 11,5, omite Is 35,4b o 61,2b). Un ejemplo
patente es el que aparece en Lc 4,19, cuando comenta un pasaje de Isaías en la sinagoga de
Nazaret; después de pronunciar las palabras sobre «el año favorable del Señor»
omite la segunda parte de versículo de Isaías (Is 61 .2b): «el día del desquite
del Señor nuestro Dios», que anunciaba la victoria y la venganza contra los
paganos, provocando la oposición de sus paisanos, de ideología nacionalista exaltada. En el evangelio de Mateo Jesús deroga varias
prescripciones de la antigua Ley: rechaza el repudio, los juramentos y la ley del
talión (Mt 5,31-42).
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